Lluvias seguirán seguido de la temporada invernal

Oficialmente el inicio de la fase fría del fenómeno ENSO, conocida como La Niña. Este evento ocurre cuando la temperatura de la superficie del mar en el Pacífico ecuatorial desciende a -0.5 °C o menos, alterando los patrones atmosféricos a nivel global. Actualmente, las anomalías registradas rondan los -0.4 °C, aunque algunos métodos reportan valores cercanos a -1 °C, señalando la consolidación del fenómeno.
De acuerdo con los modelos meteorológicos, La Niña continuará activa desde octubre de 2025 hasta enero de 2026, con una probabilidad que oscila entre 55 % y 80 %. Hacia finales del invierno, entre febrero y marzo, se prevé que la temperatura del océano comience a incrementarse de forma gradual, lo que daría paso nuevamente a una fase Neutra durante la primavera.
Los especialistas anticipan que la intensidad de La Niña será débil, con anomalías promedio de entre -0.9 °C y -0.5 °C, un escenario con 78 % de probabilidad. Algunos modelos sugieren la posibilidad de una intensidad moderada, aunque esta representa menos del 25 % de probabilidad. En tanto, la posibilidad de una Niña fuerte o una súper Niña con temperaturas inferiores a -2 °C es prácticamente nula, con estimaciones menores al 3 %.
A largo plazo, se espera que la fase Neutra se mantenga hasta el verano de 2026, antes de que El Niño —la fase cálida del ciclo ENSO— pueda regresar en la segunda mitad de ese año. Este patrón de alternancia entre fases es común y forma parte del comportamiento natural del sistema climático global.
Para el invierno 2025-2026, las condiciones meteorológicas en México podrían ser variables debido a la transición entre fases. Los modelos de pronóstico a largo plazo sugieren lluvias por encima de lo normal en noviembre sobre regiones del sureste, oriente, Pacífico sur y parte del centro del país, mientras que el resto del territorio presentaría condiciones más secas. En diciembre, las precipitaciones podrían aumentar en el sur del Golfo de México, noroeste y occidente del país, así como en el Istmo de Tehuantepec.
Durante enero, se esperan periodos de lluvias intermitentes que afecten desde el Pacífico occidental hasta el noreste y zonas del Altiplano central, aunque febrero podría ser un mes más seco en general. Aun así, persistiría la posibilidad de lluvias aisladas en regiones del Golfo, el sureste y el centro del país. Estas lluvias serían eventuales y alternadas con varios días secos, pero su combinación con aire frío podría generar nevadas y descensos notables de temperatura.
En cuanto a las temperaturas, los meteorólogos prevén un invierno dentro de los rangos habituales, aunque con contrastes marcados: días cálidos intercalados con olas de frío intenso. Este patrón podría provocar variaciones extremas de temperatura en lapsos cortos, lo que representa un reto para la agricultura y la salud pública.
Si La Niña llegara a fortalecerse —una posibilidad menor al 30 %—, las condiciones cambiarían notablemente. En ese escenario, México podría experimentar un invierno más seco y con temperaturas extremas, alternando periodos cálidos prolongados con irrupciones de aire ártico que podrían romper récords de frío y generar heladas severas. Todo dependerá de la intensidad y duración que el fenómeno adquiera en las próximas semanas.