COSAS DE MUJERES…!!!

Poseemos la característica de ser altamente emocionales y con ello, muy sentimentales; diversas situaciones nos hacen pensar en si hacemos lo que nos gusta o si estamos viviendo lo que realmente deseamos. Resulta muy importante hacernos ese tipo de cuestionamientos pues nos permiten darnos cuenta de lo que estamos haciendo de y con nuestra vida. El problema radica en que muchas veces volteamos a ver a otras mujeres y nos percatamos de que no tenemos ni vivimos lo que ellas, además de experimentar un poco de envidia, queda en nosotros una sensación de vacío o tristeza por no correr con la misma “suerte”… pero de verdad ¿es cuestión de suerte? En ese instante olvidamos que cada persona somos totalmente diferentes y nacimos con circunstancias distintas, no sólo en cuanto a una historia personal, sino también con un potencial único para desarrollar una gran (o no) variedad de habilidades que nos permitan crecer en todas las áreas de nuestra vida. Nada ni nadie te limita, excepto tu misma.
Es contradictorio el hecho de que a la gran mayoría de personas nos desagrada ser comparadas, pero caemos en la contradicción al compararnos nosotras mismas con otras mujeres, vivimos en una inconformidad constante, lo que tenemos y hacemos no nos parece suficiente y eso no es problema, lo que realmente sí lo es, es que no nos activamos para buscar y procurarnos aquellas cosas que pueden hacernos sentir más satisfechas. Compararnos solo daña nuestra autoestima y generamos devaluación a nuestra persona y por ende, a nuestra capacidad para ir más allá de lo que ya nos hace felices. Enfocar nuestra atención en la vida de los demás, nos quita tiempo y energía, además de entorpecer la creatividad para reinventarnos y hacer algo útil para nuestra vida; o sucede lo contrario, pasamos mucho tiempo preocupándonos por lo que la gente piensa o habla sobre nosotros, no importa quién seas, a qué te dediques o de dónde vengas simplemente habrá personas que no tengan nada mejor que hacer que ocuparse de tu vida y de la de los demás, así que dedica tu energía a otras cuestiones, ya que lo más valioso es lo que tú piensas y sientes sobre ti misma.
Antes que otra cosa suceda hay centrar la atención en nosotras mismas, hacer un espacio donde haya lugar para el silencio y una convivencia íntima; hacer conciencia de la manera en que respiramos, relajarnos, apreciar tus cualidades y dejar de criticarte. Entonces y, solo entonces podrías preguntarte sobre algo que te inquiete, algo que te saque de tu estado de equilibrio, sin presionar deja que tu alma escuche lo que tienes que decirte para luego resolver o dejar ir. Está sería una forma de hacer meditación, un momento dedicado a la conciencia y a estar contigo misma, evitando disturbios y preocupaciones obsesivas que sólo alteran tu estado de ánimo y tus días.
A las mujeres nos hace falta tener espacios para conocernos y encontrar alternativas para sentirnos realizadas, dejar de pensar en otros y en lo que esperan de ti. Lee, canta, baila, pinta, medita, corre, analiza, abrázate, mímate, arréglate y haz todo aquello que hasta hoy no te has atrevido porque te da miedo, pena o preocupación por el qué dirán; mejor ocúpate de lo que tú quieres decir de ti, a través de lo que eres y lo que haces. Regálate una lista de cosas que deseas lograr, que sean alcanzables y de preferencia a corto plazo, no importa que sean simples pero que en algún momento dado pueden ser muy significativas. No te preguntes ni te preocupes por lo que la gente pueda decir o pensar, deja de hacer prejuicios sobre lo que desconoces. Aprende a conocer cómo divertirte o estar contigo misma, sin esperar una compañía que te haga sonreír o gustar de la vida. Disfruta lo que hoy tienes, deja de ponerte exigente porque seguro es eso lo que te hará feliz en el presente.